Por Diego Larrouy
El Diario.es, 05/10/2018.
El 1 de enero traerá consigo un
cambio en algunos de los rostros que han marcado el sector financiero en los
últimos años. El principal cambio, el histórico banquero Francisco González, se
jubila y cede el testigo a su sucesor, Carlos Torres. Por otro lado, el
italiano Andrea Orcel, asumirá el cargo de consejero delegado de Banco
Santander, en sustitución de José Antonio Álvarez.
Pero más allá del cambio de
rostros, ambas entidades plantean que se mantendrán sus respectivas
estrategias. También siguen sus estructuras directivas, con un presidente
ejecutivo que detenta buena parte del control de la entidad financiera y un
consejero delegado que ejerce como segundo escalón ejecutivo. Sendas compañías
han optado por utilizar una estructura igual pese a que la doctrina del Banco
Central Europeo y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha puesto
sobre la mesa este mismo año la necesidad de separar la figura de presidente
del consejo de administración y la dirección ejecutiva.
En ambos casos se mantiene la
posición de un presidente ejecutivo que controla la dirección del negocio. Ana
Botín en el caso del Santander, y Carlos Torres, en el BBVA, seguirán ocupando
esta posición de control. Ambos estarán apoyados por los consejeros delegados.
En el caso de Botín, estará acompañada por el italiano Andrea Orcel, que sustituirá a José Antonio
Álvarez, nuevo vicepresidente ejecutivo y presidente de Santander España. En el
caso del BBVA, Torres tendrá que elegir a su sustituto como segundo ejecutivo
de la casa.
Fuentes de Banco Santander
aseguran que el Banco Central Europeo ha dado el visto bueno al nombramiento de
Orcel. Añaden que, en cualquier caso son "recomendaciones" por parte
del organismo. Por su lado, el BBVA no confirma haber recibido la aprobación del
supervisor a su cambio en la presidencia pero subraya que se ha hecho acorde a
la regulación. Además de BBVA y Santander, que son los que han cambiado su
cúpula recientemente, Sabadell, Bankia y Unicaja son otros grandes bancos
españoles con esta estructura presidencialista.
La doctrina del BCE de pedir la
separación del presidente del consejo del primer ejecutivo viene de lejos pero
se hizo patente en primavera en una sentencia del TJUE. El organismo supervisor
había frenado el nombramiento de directivos en bancos filiales del francés
Credit Agricole por sumar en un puesto la presidencia y el cargo de consejero
delegado. La entidad gala acabó recurriendo a la justicia comunitaria, que dio
por buena la lectura que hizo el organismo que preside Mario Draghi de la
regulación europea.
El organismo defendía en dicho
caso que la presidencia del consejo o de cualquier órgano de supervisión de una
entidad de crédito o empresa financiera "no podrá ejercerse por el
consejero delegado ni por una persona que ejerza funciones directivas
equivalentes". Esta función de supervisión se vería
"comprometida", según el BCE, en caso de sumar en un mismo directivo
también la función ejecutiva.
De este modo, el BCE hacía suya
una reclamación continuada de los expertos en buen gobierno corporativo. La
presidencia y la dirección ejecutiva deben estar separadas. De este modo, el
consejo de administración, con un presidente, preferiblemente independiente,
está separado del consejero delegado, que es el responsable de la gestión del
día a día del negocio.
El primero debe defender los
intereses de los accionistas y el segundo de los administradores. Así, en la
teoría de las buenas prácticas, se lograría un equilibrio de poderes. Sin
embargo, en la práctica todavía la mayoría de las grandes compañías cotizadas
mantienen un presidente ejecutivo.
Pero más allá del BCE y la
justicia europea, las empresas cotizadas tienen que hacer frente a la presión
que ejercen los grandes fondos de inversión. Estos inversores dan cada vez más
importancia a las políticas de buen gobierno corporativo. Así, si por ejemplo
se acude al documento de principios de Blackrock, la mayor gestora de fondos
del mundo, se puede leer que "la dirección mejora cuando la presidencia la
asume un consejero no ejecutivo". Este fondo es el primer accionista de
Banco Santander y de BBVA, en ambos casos ronda el 6% del capital.
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