Por Jordi
Cuenca
Diario Levante-EMV,
5/07/2013.
Los agricultores valencianos se
encuentran entre los colectivos más damnificados por la colocación de productos
híbridos -participaciones preferentes y deuda subordinada- por parte de las
entidades financieras,
especialmente la desaparecida Bancaja, que tenía una posición incluso de
monopolio en muchas pequeñas localidades rurales, donde la vida de sus
habitantes gira en torno al campo. "Se trata de poblaciones envejecidas,
con muchas personas mayores tradicionalmente volcadas en el ahorro que tenían
plena confianza en las personas que atendían la oficina bancaria; se fiaban de
ellos y les colocaron las preferentes sin informarles del riesgo que
afrontaban", explica Rosa Torrijos, titular del despacho de abogados que
colabora con la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja).
Torrijos asegura que en muchas localidades del interior de la provincia de Valencia, sobre todo en La Ribera o en la Mancomunitat de Les Valls, "está plagado de afectados y la gran mayoría de ellos son agricultores, porque es de la agricultura, sobre todo de los cítricos, de lo que se vive en esas poblaciones". La letrada afirma que en las reuniones a las que ha asistido en muchas de estas pequeñas poblaciones en representación de AVA para tratar sobre los impagos en los cítricos, "de cada 50 personas presentes, 25 están afectadas por las preferentes". Antella y Gabarda, según su relato, son casos realmente sangrantes. En cada una de esas poblaciones, la primera con 1.527 habitantes y la segunda, con 1.171, calcula que hay entre 200 y 300 inversores en híbridos, personas que pensaban que ponían su dinero en un plazo fijo y que al cabo de los años han descubierto que ya no les queda casi nada porque sus ahorros acabaron en preferentes.
En Antella, donde tocó en 2009 un
primer premio de la Lotería, el banco logró también captar parte de ese dinero
entre los agraciados. Aunque ahora ya han sido cerradas, en esas poblaciones
solo había por entonces una oficina bancaria, la de Bancaja, y todo el pueblo
acudía allí. Como ya es conocido, la antigua caja acabó integrada en BFA/Bankia
y desapareció tras ser nacionalizada esta última. Los híbridos, que fueron una
fórmula que utilizaron muchas entidades bancarias para capitalizarse,
recibieron una quita de hasta el 70 % y después sus propietarios fueron
obligados a canjearlas por acciones que rápidamente perdieron más de la mitad
de su valor. Un desastre.
Rosa Torrijos apunta que en otras
poblaciones como Cárcer, Alberic, Faura o Benifairó de les Valls también hay
muchos afectados. La letrada coincide con otros abogados consultados por este
diario que aseguran que entre las personas que hicieron grandes inversiones
en preferentes hay muchas que no necesariamente, como cabría suponer, tenían
conocimientos financieros, porque entre ellos abundan los casos de propietarios
de tierras, muchos de ellos agricultores, que las vendieron al albur del boom
inmobiliario. La abogada de AVA expone el caso de una señora de 72 años de
Albalat que vendió unos terrenos para un PAI donde va a instalar su sede una
gran empresa. "Conforme le llegaban los pagos, Bancaja, en lugar de en
plazos fijos, se los colocaba en preferentes y subordinadas. Fueron 12
contratos entre noviembre y diciembre de 2005. Eran 360.000 euros y se enteró
de lo que había pasado cuando el banco, en 2011, la llamó y le dijo que lo
había perdido casi todo con el primer canje en Bankia".
El AVE fue también otro foco de
infección con los productos híbridos. "Muchos agricultores obtuvieron
buenos ingresos con las expropiaciones y, sin saberlo, su dinero acabó en
preferentes", asegura Torrijos, que menciona el barrio de San Isidro de
Valencia como uno de los más afectados, y, entre ellos, a "un señor ya
mayor que había obtenido con la venta de sus tierras 100.000 euros".
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