Por Óscar Giménez
El Confidencial,
24/05/2018.
El mercado aún tiene dudas con los bancos. Y esto se traduce
en exigir más rentabilidad para realizar una inversión, lo que se conoce como
el coste del capital (COE). En la banca española supera el 10%, frente a
niveles en torno al 6% en el conjunto de la renta variable europea. Un retorno
al que la mayoría de bancos no llega, sufriendo los tipos de interés bajos en
el caso de las entidades más expuestas a la actividad local y el riesgo divisa
en las más internacionalizadas.
La comparativa de ambas estimaciones, las dos del Banco de
España (BdE) en el informe anual de 2017, acarrea la conclusión de que los
inversores marcan una prima de riesgo de 400 puntos básicos entre la banca
española y el conjunto de firmas cotizadas en Europa. Si se compara con un
activo libre de riesgo, como puede ser el bono alemán a 10 años que cotiza con
una rentabilidad cercana al 0,5%, alcanza los 1.000 puntos básicos.
La diferencia se ha ensanchado durante la crisis. Antes, el
coste del capital estaba en el 6%, mientras que el tipo de interés libre de
riesgo fluctuó entre el 2% y el 4%. Como se aprecia en el recuadro, antes de
2008 la prima de riesgo entre la banca y el resto de cotizadas estaba cerca de
cero, pero después ha tenido tres picos.
El primero llegó con el estallido de la crisis. El coste del
capital aumentó en todo el universo de la renta variable, pero el sector
bancario fue uno de los más dañados por su exposición al ladrillo. El segundo
ocurrió con la crisis de deuda por la presencia de bonos en los balances.
Mientras que el tercero se está produciendo en la recuperación económica,
porque el coste del capital del resto de cotizadas se ha reducido hasta
acercarse a los niveles anteriores a 2008, y el de la banca persiste por encima
del 10%.
La estimación del Banco de España es una losa para el
optimismo del sector durante los últimos años. Los principales ejecutivos
vienen defendiendo que el coste del capital está entre el 8% y el 10%, aunque
con una tendencia descendente. El informe anual del BdE contradice a la
industria financiera: está por encima de los 1.000 puntos básicos.
Lejos de EEUU
El coste del capital en la banca española es similar al de
otros grandes países de la eurozona. La estimación solo llega hasta el final de
2017, cuando disminuyó en Italia hasta ponerse al mismo nivel que los bancos
españoles, pese a que en las últimas semanas es probable que haya aumentado.
Aunque en menor medida, ocurrió lo mismo en Alemania, con la influencia de la
evolución de Deutsche Bank, y en Francia.
Por el contrario, los bancos estadounidenses tienen mucho
terreno ganado, ya que hicieron mucho antes su reestructuración y llevan años
de ventaja de recuperación del negocio. El coste del capital estimado por el
Banco de España para las entidades norteamericanas es del 8%, frente al 6% del
conjunto de Wall Street, lo que deja una prima de riesgo entre ambos segmentos
de 200 puntos básicos.
“El coste de capital no es una variable directamente
observable, por lo que debe estimarse”, recuerda el Banco de España, con lo que
este cálculo podría estar menos acertado que los más optimistas que maneja la
propia banca. El servicio de estudios del supervisor calcula una prima de
riesgo a partir de la correlación entre el sector y un índice (beta, en la jerga)
y la prima de riesgo del conjunto del mercado, ya que ambos factores influyen
en la rentabilidad exigida por el inversor.
El informe anual de 2017, último publicado por el Banco de
España bajo la dirección de Luis María Linde, al cumplir su mandato en junio,
señala que “a largo plazo, la rentabilidad de los recursos propios (ROE)
debería estar en línea con su coste”. Pero esto no está siendo así, con la
excepción de Bankinter y BBVA, que por primera vez desde la crisis aprueba en
rentabilidad. En la mayoría de los casos, la relación entre ROE y COE se
traslada a la valoración bursátil.
Prima de riesgo por
los emergentes
No obstante, el banco presidido por Francisco González sufre
en bolsa la prima de riesgo que supone Turquía, su segundo mayor mercado y
donde la lira está en caída libre, con un descenso acumulado en 2018 de cerca
del 20% contra el euro. El banco central subió ayer los tipos de interés de
referencia en 300 puntos básicos, hasta el 16,5%, para frenar la hemorragia.
Por otro lado, su principal fuente de ingresos, México, tampoco escapa de la
incertidumbre política, con elecciones el 1 de julio y el auge de una opción
que el mercado señala como populismo de izquierdas, López Obrador.
El otro gigante español, Banco Santander, depende en gran
medida de Brasil, donde el real se deprecia un 9% este año frente al euro.
Además de por dudas sobre el futuro político, las divisas de las economías
emergentes sufren con el endurecimiento monetario de la Reserva Federal (Fed)
en Estados Unidos, que este miércoles apuntó a otra subida de tipos con las
conclusiones de las actas de la última reunión. Lo anterior impulsa al dólar y
los tipos de interés de la deuda, con el bono norteamericano por encima del 3%.
Más allá de Bankinter y BBVA, el resto de bancos suspende en
rentabilidad, uno de los motivos que explican que la banca cotice con un valor
en bolsa por debajo o a la par del contable. El conjunto de la actividad
bancaria española terminó 2017 con un ROE apenas superior al 5%, según el BdE.
Esto es, por debajo de la media internacional entre los mercados desarrollados,
que se situó por encima del 6%, y menos de la mitad que el coste del capital.
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