domingo, 6 de mayo de 2018

La banca presiona para que consumamos por encima de nuestras posibilidades


Por Miguel de la Balsa
Estrella Digital.es, 05/05/2018.

La banca empieza a arriesgar con los créditos en un intento de alargar su balance y mejorar sus márgenes. El crecimiento hipotecario ha llamado la atención, pero el crédito al consumo no le va a la zaga.

No solo hay crecimiento del endeudamiento sino elevados, incluso abusivos tipos de interés. El tipo medio en créditos a entre 1 y 5 años se sitúa en el 8,30%, casi el triple del interés legal del dinero.

La banca pretende, en un contexto de tipos de interés bajos, al igual que con las hipotecas a tipo fijo, seguir ganando dinero a costa del consumidor.

Así lo reconoce el propio Banco de España al alertar sobre el crecimiento de estos créditos no hipotecarios, en el Informe de Estabilidad Financiera.

Los tipos de interés de este tipo de créditos son además de los más caros de la Unión Europea. Mientras en nuestro país se paga un tipo de interés medio del 8,30% TAE en las operaciones a plazo entre 1 y 5 años, en la Eurozona el tipo de interés baja hasta el 4,80%, es decir, un 72% más caro. Según datos del BCE, tan solo Estonia, Eslovaquia, Grecia y Lituania tienen los tipos de interés más altos en créditos al consumo.

La alerta del Banco de España

Los préstamos destinados a compras de bienes como automóviles se dispararon más de un 25% en 2017, por encima de la media europea. Dato que justifica la alerta lanzada por el Banco de España.

El regulador asegura que un incremento a ritmo de dos dígitos de este tipo de crédito, en un contexto de contención salarial evidente, puede llevar directamente a un incremento de los impagos, a un aumento de la morosidad, que se sumaría al lastre que aún arrastra el sector por los créditos al promotor concedidos años atrás pendientes de devolver.

El Informe de Estabilidad Financiera correspondiente al mes de mayo del regulador español advierte: “Este tipo de crédito (al consumo) es el segmento de negocio con los tipos de interés más elevados y, dado el entorno de bajos tipos de interés, podría ocurrir que las entidades estuvieran buscando oportunidades de obtener mayores rentabilidades a costa de incurrir en mayores riesgos”. “La evolución de este tipo de crédito y su morosidad habrá que seguirlas con atención en los próximos trimestres”, añade.

Los créditos al consumo alcanzaron los 102.000 millones de euros en 2017, el 16,7% del crédito a los hogares y el 8,6% de la deuda total del sector privado. Para llegar a estas cifras, el crédito al consumo creció durante el pasado año a tasas del 15%, muy por encima de la economía o el empleo. En contraposición, los préstamos destinados a otras finalidades descendieron entre un 10% y un 5%.

Con todo, la ratio de morosidad del crédito al consumo se redujo entre 2014 y 2017 en 2,5 puntos porcentuales, hasta el 5,2%, en un entorno de reducción generalizada del endeudamiento.

Sin embargo, el Banco de España matiza que, si bien en los primeros años esta caída vino motivada por la reducción del crédito dudoso, en los últimos trimestres fue consecuencia del significativo crecimiento de este tipo de crédito.

El crecimiento de este crédito se localiza, no obstante, en el destinado a costear bienes de consumo duradero, como la compra de un coche. Este segmento creció a un ritmo del 26,8% en diciembre de 2017 –la ratio de morosidad pasó del 6,4% al 3,3% entre 2014 y 2017–. Esta evolución se sitúa por encima de la media de la zona euro, pese a que España presenta aún niveles de paro muy superiores a los de la mayoría de los países del entorno europeo.

El préstamo hipotecario, menos arriesgado

Los bancos españoles en su guerra de captación de pasivo han abierto de nuevo el mercado hipotecario, sobre la base de buenas condiciones financieras, asumiendo más riesgos de lo que hacían años atrás-4

En estos momentos estamos asistiendo a la recuperación del mercado hipotecario tras el fuerte ajuste sufrido durante la crisis. Las cifras de crecimiento de los nuevos préstamos empalidecen ante la fuerte caída registrada en los últimos años, reflejo todo ello de la evolución del propio mercado residencial. La evolución de los nuevos préstamos hipotecarios está muy por debajo de las cifras que se observan en la compraventa de viviendas.

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