Por Carlos Fresneda
El Mundo, 06/02/2014.
Cincuenta días después de salir
de la UVI financiera, Irlanda ha decidido seguir la
senda trazada por Islandia y exigir cuentas a sus banqueros. El
rescate del Anglo Irish Bank le costó al país 30.000 millones de euros, aunque
los tres máximos responsables de colapso -Sean FitzPatrick, Willie McAteer y
Pat Whelan- se han sentado en el banquillo por "asistencia
financiera ilegal" a 16 clientes
El juicio ha reactivado el furor
de los irlandeses, aplacado durante la cura de austeridad de
cuatro años impuesta por la Troika. La campaña Jail Sean FitzPatrick
ha estallado precisamente esta semana a las puertas de los juzgados de Dublín,
en un juicio "ejemplar" y sin precedentes dentro de la Unión Europea.
Sean
FitzPatrick, conocido popularmente como Seanie Fitz, fue el
responsable del ascenso del Anglo Irish al podio de los bancos
irlandeses con su política de créditos de alto riesgo, lo que generó deudas
multimillonarias cuando estalló la burbuja en 2008. Uno de sus clientes
fue Sean Quinn, el magnate del cemento y el hombre más rico de Irlanda
hasta la debacle financiera (que ya pasó nueve semanas entre rejas por
desacato).
Diferentes sectores implicados en
la trama
FitzPatrick ha relevado a
Quinn como el "malo" de la película, artífice de una trama
para enganchar a grandes constructores y especuladores inmobiliarios, a cambio
de préstamos fáciles. Sus cabellos plateados se han convertido en símbolo de la
avaricia bancaria: no contento con su sueldo anual de dos millones, se supone
que sacó tajada a base de bonus y comisiones en dinero negro. Hace dos años se
declaró en quiebra.
El segundo acusado, William McAteer,
ejerció como director financiero del Anglo Irish y ganaba la nada despreciable
cifra de 1,4 millones de euros al año justo antes del colapso. McAteer siguió
ejerciendo como "jefe de riesgo" durante el proceso de
nacionalización. Tiempo después se supo que el banco le había concedido
un préstamo de ocho millones de euros para tapar otro crédito anterior
(y sin perder sus propias acciones en el banco).
El tercero en discordia, Pat
Whelan, era el jefe de la división de préstamos y supervisó
personalmente la concesión de créditos por miles de millones de euros a
especuladores e inversores inmobiliarios durante la era del boom. Hasta 2008
cobraba una salario anual de 650.000 euros. En diciembre de 2009, cuando dejó
finalmente la nave, se descubrió que había recibido seis millones de
euros en préstamos personales del banco.
En el juicio que ha arrancado
esta semana en Dublín,
la Fiscalía aporta nada menos que 24 millones de documentos y un millar de
testigos para ilustrar las maniobras de la terna de banqueros. La
acusación se ha ceñido, sin embargo, a 16 préstamos ilegales a otros tantos
irlandeses de renombre para intentar demostrar cómo existió una
auténtica "conspiración para revalorizar las acciones del banco".
El inicio de la debacle
financiera
El colapso del Anglo
Irish fue la primera y más notoria pieza de la debacle financiera del
antiguo tigre celta. El Estado irlandés decidió nacionalizarlo en 2009 junto
con otras dos entidades (el Allied Irish Bank y el Bank of Ireland) y llegó a
invertir más de 30.000 millones en su rescate. Ahogado por la deuda, el
Gobierno tuvo que pedir finalmente un programa de ayuda a la Unión
Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones.
El Gobierno irlandés creó un banco
malo, el NAMA, que ha llegado a absorber hasta 74.000 millones de
activos inmobiliarios tóxicos acumulados por la banca. En 2011, el
difunto Anglo Irish fue rebautizado como Irish Banking Resolution Corporation
e inició su proceso de liquidación.
El primer ministro, el
conservador Enda Kenny,
dio oficialmente por cerrado el pasado diciembre el capítulo más oscuro de la
reciente historia de Irlanda con estas palabras: "Hemos recuperado
nuestra independencia y nuestra soberanía económica". La mayoría
de los irlandeses, sin embargo, considera que las cuentas no se saldarán hasta
la sentencia del juicio histórico, que se prolongará hasta el verano y que culminará
posiblemente con los tres banqueros entre rejas.
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