El Economista.es, 1/02/2014
El beneficio de los mayores bancos se multiplica por cuatro en 2013, hasta los
7.676 millones. El crecimiento de los resultados se debe a las menores
provisiones y ventas de activos y bonos.
Los mayores grupos bancarios, a
falta de conocer los resultados de Bankia, han logrado salir de uno de los
ejercicios más duros de su historia con un beneficio conjunto de 7.676 millones
de euros, lo que supone multiplicar por más de cuatro veces los registrados un
año antes, cuanto tuvieron que hacer un duro ejercicio de dotaciones por los
decretos De Guindos de más de 35.000 millones de euros.
Sin embargo, la última línea
de la cuenta de resultados no indica que durante el año pasado la banca haya
dejado atrás las penurias que arrastra en el mercado doméstico desde el
estallido de la crisis. Unas menores necesidades de provisiones y la
generación de ingresos no recurrentes, como las ventas de activos y las
operaciones financieras, han servido para engalanar unos resultados que aún
reflejan una paulatina pérdida de rentabilidad.
El Santander, BBVA, Popular,
Caixabank y Sabadell tienen el objetivo común de, apoyados en una lenta pero
irreversible recuperación económica, aumentar los ingresos recurrentes y bajar
la morosidad, una vuelta a la calma tras la mayor tormenta financiera del
siglo, que les proporcione cuanto antes retornar a los niveles de negocio y de
beneficios precrisis.
No es una tarea fácil, cuando la morosidad aún no ha tocado techo, según sus
propios previsiones, con los tipos de interés de la eurozona en su mínimo
histórico, con incertidumbres regulatorias europeas y con una débil demanda del
crédito. Un cóctel que les obligará a realizar provisiones por encima de los
que puede ser un ejercicio normal y a afinar la gestión del margen con clientes
(la diferencia entre lo que ofrecen por los depósitos y lo que ganan con los
créditos) para basar sus resultados en una actividad bancaria típica.
Por lo pronto, durante el año
pasado, el margen de intereses, que refleja la actividad más tradicional del
negocio bancario, ha bajado en estos grandes grupos un 8,8 por ciento.
La mejora de la prima de riesgo,
por otro lado, no sólo les ha proporcionado una vía de financiación mayorista,
tras el cerrajón de varios meses de 2012, sino también una alternativa de
ingresos.
El recorte en los intereses de la
deuda española les ha brindado la oportunidad de realizar sucesivas ventas de
bonos con plusvalías, así como recomprar a un precio más ventajoso emisiones de
deuda propia. Esto se refleja en el ROF (resultado por operaciones
financieras), que ha subido hasta superar los 8.700 millones de euros, cuando
en el año anterior las cinco entidades habían obtenido por este concepto unos
5.800 millones.
Otra buena fuente de ingresos ha
venido de las plusvalías obtenidas con ventas, que combinado con unas menores
necesidades de provisiones les permite alejarse de los niveles de beneficio del
año anterior.
Ahora, la tarea es recuperar
rentabilidad, lo que hará que los objetivos de bancos y empresas se alineen por
primera vez durante la crisis. En años anteriores, las exigencias de mayores
niveles de capital y dotaciones, unido a las dificultades de financiación en
los mercados, hacía del crédito un bien escaso y muy caro para la banca.
Pero sin crédito no hay ingreso y
la banca se ve forzada a abrir el grifo si quiere esa mejora en la cuenta de
resultados.
Una débil demanda de crédito
No obstante, este objetivo tiene
que salvar varios obstáculos. El primero, que la demanda también está muy
debilitada, tanto en empresas como familias, tras seis años de crisis. El
segundo, el escaso margen que existe entre los productos de su activo y de su
pasivo.
La guerra del depósito ha concluido
hace meses. Las limitaciones del Banco de España, adoptadas primero a
regañadientes, ahora son superadas por la necesidad de acercar la remuneración
al euribor. Con una rentabilidad media del 1,4 por ciento, la previsión es que
siga descendiendo durante este año. Ahora bien, el camino de mejora para la
banca, es decir, remunerar menos, es ya muy limitado.
Por otro lado, los créditos
hipotecarios, a pesar de los diferenciales al alza, conllevan una ganancia muy
pequeña para las entidades. El crecimiento mayor, según sus planes, vendrá del
destinado a las pymes, las que tienen menos capacidad de maniobra para acudir a
la financiación no bancaria.
Otra incertidumbre de este año es
si los avances en la unión bancaria y los ejercicios de estrés conllevarán
nuevas normativas y reforzamiento extra de capital que satisfagan a unos
mercados que aún no confían en la plena recuperación de la banca europea.
Por todo ello, 2014 se
presenta como un año de transición, iniciado con la recesión concluida pero aún
convaleciente de la sacudida. En lo que todos coinciden es que el signo de
la economía ha cambiado y que si en este año aún no se percibe con toda nitidez
el despegue del suelo, sí se hará en próximos ejercicios. Las dos mayores
entidades, el Santander y BBVA, en las que la aportación de España a sus
beneficios ha quedada reducida a la nada o es negativa, prevén que en tres años
se volverá a los niveles de antes de la crisis.
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