Por Marisa Recuero
El Mundo, 21/02/2014.
Luis de Guindos y los
principales bancos españoles preparan una ley para crear un fondo o sociedad de
capital riesgo donde traspasar la deuda financiera no solvente de
empresas en crisis. Dicho de otra manera, un vehículo similar al banco
malo, que permita segregar la deuda que las empresas no pueden seguir
sosteniendo y evitar su quiebra. Se llama Proyecto Midas y su
objetivo es rescatar a sociedades que pueden ser solventes a medio y largo
plazo. Así se ha bautizado el documento de siete páginas, al que ha tenido
acceso este diario, y que sirve de base para elaborar la nueva ley de refinanciaciones
que aprobará el Gobierno en breve.
Estudia crear un fondo o sociedad
de capital riesgo donde traspasar la deuda financiera no solvente de empresas
en crisis.
El proyecto pasa por reducir el
nivel de endeudamiento de la empresa a través de la capitalización de
deuda no sostenible, de manera que los bancos acreedores participen en
el capital de la compañía, aunque de forma indirecta. Y es que esas
participaciones pasarán a la citada sociedad de capital riesgo, que hará
funciones de vehículo inversor destinado al repago de la deuda. En concreto, el
plan pasa por desinvertir en un periodo de entre cinco y siete años, bajo la
dirección de una gestora independiente, según consta en el documento.
La deuda capitalizada sería
cubierta con las provisiones que los bancos destinaron para hacer frente a la
deuda total de la empresa, mientras que el resto sería catalogada como riesgo
normal y, por tanto, al corriente de pago. No obstante, el documento deja
constancia de que ese volumen de créditos normales podría dejar de serlo y
convertirse en subestándar -con riesgo de impago- o moroso, lo que obligaría a
las entidades a costear la situación con más provisiones.
El Gobierno tendrá que modificar
algunas leyes
Para poner en marcha estas
sociedades de capital riesgo, el Gobierno tendrá que modificar algunas leyes,
ya que «se han identificado una serie de elementos del marco regulatorio y
normativo español que podrían limitar o desincentivar la creación de dichos
vehículos de reestructuración», según advierte el documento, elaborado por el
banco de inversión N+1.
Primero, la Ley Concursal, en sus
artículos 92 y 93, referidos al reparto de la liquidación de la deuda
en caso de que la empresa quiebre. Es decir, en qué orden cobrarán los
acreedores. La norma actual contempla que los accionistas sean los últimos en
cobrar. Con el Proyecto Midas, la banca se convertiría en accionista,
además de ser acreedor. Fuentes financieras precisaron que se está negociando
volver a considerar a los bancos acreedores y no accionistas en caso de
quiebra.
Es más, el documento baraja la
necesidad de «poder dotar de una especial protección a los instrumentos de
deuda que permitan la aportación de nueva liquidez a las compañías
reestructuradas». Es decir, que las entidades sigan inyectando dinero en la
empresa. En este sentido, N+1 aconseja darle un «carácter super-senior» frente
al resto de la deuda. Es decir, que sean unos de los primeros en cobrar.
El segundo de los cambios de la
Ley Concursal que se negocia se refiere a la tasa de acuerdo entre los
acreedores. En este sentido, el plan pasa por introducir esquemas
similares a la regulación inglesa, donde cuando un 75% apoya una decisión, el
resto tiene que acceder por mandato judicial. De esta manera, se pretende
flexibilizar y agilizar el proceso de quitas y liberación de garantías en los
créditos.
La nueva ley por la que se
regulan las entidades de capital riesgo también deberá flexibilizarse, en lo
que al régimen de inversiones se refiere, para que puedan invertir a través de cualquier
forma de financiación. Dicho esto, uno de los riesgos que correrían los bancos
que participen en la constitución de este vehículo será el hecho de que la
deuda computará como capital. Por eso, el documento deja claro que la sociedad
que se constituya deberá diversificar el riesgo.
(Nota de Carlos Bugallo: con esta
iniciativa se deja el camino más expedito a la banca para hacerse con el
control de la economía nacional, acelerándose el proceso previsto por Marx de
la concentración y centralización del capital)
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