sábado, 4 de enero de 2014

La falta de rentabilidad de la banca


Por Luis Pousa
Diario elCorreoGallego.es, 04/01/2014.

EXISTE un amplio consenso de que la Gran Recesión ha operado como detonante para acelerar la reforma del sistema financiero internacional. En gran medida asumida en los acuerdos de Basilea III, que institucionalizan la nueva regulación bancaria mundial del siglo XXI.

Sin duda, uno de los mayores retos que están afrontando las entidades financieras desde que la crisis empezó a desnudar sus revestidos balances es el de solvencia. Lo cual guarda una relación muy estrecha con el alto grado de apalancamiento que se produjo en la etapa del ladrillo dorado y fácil acceso al préstamo. De ahí que uno de los ejes de la reestructuración consista en endurecer las exigencias de proporcionalidad entre los activos en riesgo y los fondos propios. Lo que, dicho sea de paso, permite constatar la falta de claridad con la que la banca española maneja el concepto de fondos propios.

El actual proceso de desapalancamiento conlleva consecuencias negativas para la actividad económica, cuanto más en un país fuertemente bancarizado y con la demanda interna contraída. Dadas las grandes dificultades que encuentran las entidades para captar fondos propios, el desapalancamiento lo consiguen minorando el activo. Es decir, cerrando a cal y canto el grifo del crédito.

De la dimensión del daño que eso supone sobre el PIB, sirva el dato siguiente: la vía bancaria de acceso al crédito representa en España el 80 por ciento de la financiación de las empresas y de las familias, y supera ese listón en el caso de Galicia. Por consiguiente, la falta de flujo crediticio es una de las causas primeras de que la recuperación económica sea muy lenta y larga.

Llegados a este punto, resulta obligado introducir un nuevo elemento, axial para entender lo que está pasando en el sector financiero. De entre todos sus problemas, el principal, que no habíamos citado hasta ahora, es la caída en picado de la rentabilidad. La cuestión es que deviene harto difícil, por no decir casi imposible, recuperar la rentabilidad en un escenario en el que la economía no crece porque el crédito no fluye, los negocios pierden volumen y el paro no baja.

En tales circunstancias, lo que se produce es una retroalimentación entre causas y efectos. Pero de todos los elementos, aparte del propio retraimiento de su demanda consustancial a la crisis económica, que determinan la escasez del crédito, el más decisivo para muchos bancos es atender los vencimientos de los mercados mayoristas.

Tal es así que la mayoría de los bancos está utilizando las inyecciones de liquidez del BCE, a precios muy baratos, para atender los vencimientos de los mayoristas, así como mejorar su cuenta de resultados mediante el diferencial de intereses que cosecha comprando deuda pública con el dinero de dichas inyecciones.

Por lo tanto, y eso es lo que no dice el Gobierno Rajoy, no cabe esperar que las medidas tomadas reabran el grifo del crédito. La situación exige otras alternativas.

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